REVISTA BACANAL - NRO. DE AGOSTO DE 2012
Por Aurelia Rich
ES, ANTE TODO, UNA MUJER INTENSA. UNA DIOSA
AFRICANA DE VOZ SENSUAL Y DISPUESTA A TRANSGREDIR TODAS LAS CONVENCIONES EN
MATERIA DE MÚSICA Y AMORES. FUSIONA EN SUS VENAS EL LATIDO SONORO DE SUS
ANCESTROS Y EL LENGUAJE MUSICAL DE LA ESPAÑA MÁS HONDA. ES, COMPLEJA Y
SIMPLEMENTE, BUIKA.
Le dicen la Perla Negra, y llega a Argentina –
precisamente a las ciudades de Rosario (18 de agosto), Córdoba (el 20) y Buenos
Aires (el 21 ) - para presentar su cd Mi Piel, con un repertorio en el que
enredan sus raíces el flamenco, el jazz afrocubano, el bolero y el tango. Una
colección de canciones que no escogió, sino que, jura, “me eligieron a mí”. Ellas le enseñaron los conocimientos acerca
del alma humana que transmite en esta entrevista telefónica antes de su gira.
- Todas tus canciones llevan un profundo
sentimiento, ya sea el dolor por desamor o la celebración de la vida en forma
de son cubano. ¿Desde dónde te conectás con tu música?
- Desde la conciencia de que existimos todos,
de que estamos aquí, eso es lo que más me conecta con mi música. De todas
maneras soy de decir que sé desde dónde canto, pero no sé desde dónde me
escuchan los demás. Lo que a cada uno le llegue es personal. Si al escuchar determinada música te sientes
melancólico, preguntate por qué, yo no conozco tus secretos. Enamorarse es ir
en camino hacia otra persona a través de ti. Desamor es volver a amarte a ti
mismo en soledad, lo cual no encuentro que sea malo. Nos enseñaron que no es
bueno, porque duele, pero parir también duele y es una de las mejores cosas del
mundo. Las canciones ayudan a enfrentarte a tu propio dolor, sin juzgarte. La
música no te juzga, hace que te reconozcas, te abre las puertas para que dejes
de culpar a quien culpaste, sin que nadie sepa tu secreto.
RAÍCES
Su don para el canto le viene por linaje
materno. Por eso lleva tatuados en el brazo izquierdo -el del corazón- los nombres de su madre, sus
hermanas, abuela y bisabuela, quienes huyeron de Guinea Ecuatorial a Mallorca,
para empezar de nuevo, en lo material y en lo afectivo. Un exilio que también
se sintió en la nueva música que se introdujo en su vida, y en el que
encuentran explicación sus sentidas
versiones flamencas de “Volver” y ·Nostalgias”.
- Mi madre fue la que me inoculó el veneno del
tango. Es que su propia historia es un tango. Cuando mi padre se marchó, ella
escuchaba tangos para redimirse, para estar mejor. Así llegó a nuestra casa una
cantidad de música tremenda. Me hizo escuchar a todos los grandes compositores
latinos. Me gusta esa especie de pequeña solidaridad que hay con la elegancia
dentro de la tristeza, y eso lo tiene el tango. De esa bella música aprendí que
el dolor se puede digerir y transformar en poesía.
- Uno de los temas que más abordás es la
experiencia, y en muchos casos el dolor, de ser mujer.
- Creo que de lo que debemos apropiarnos las
mujeres es de la libertad de poder ejercer. De lo que a cada una le gusta, y de
lo que a todas nos gusta. Ser las primeras capaces de reconocer esa libertad,
que no nos tiene que otorgar nadie, ¿entiendes lo que te quiero decir?
Simplemente es poder reconocerte y dejar
de tener miedo de la soledad, que es nuestra compañía, que es el único lugar
desde el que una mujer se puede construir sin el juicio de otros. Es una
soledad maravillosa, fantástica. La mujer es un ser tan verdaderamente dotado
en esta tierra, tan capacitado para tanto, que de lo único que tiene necesidad
es de auto- reconocimiento.
LA CONEXIÓN IBÉRICA
Tal vez por su talento para hacer temblar las
entrañas, Pedro Almodóvar pensó en Buika para engalanar con su voz a una de sus
películas más dramáticas, La piel que habito, donde interpreta “Por el Amor de Amar” (la versión en español
de la susurrante balada carioca de José Toledo y Jean Manzon, éxito en los
`60), y “Se me hizo fácil”, del prócer
musical mexicano Agustín Lara. Más allá de la película, Almodovar tuvo una
importancia central en la carrera de la intérprete: fue suya la idea del
homenaje a Chavela Vargas que Buika realizó junto al pianista cubano Chucho
Valdés con su obra El último trago, y que la lanzó a la escena internacional.
Otro amigo del mismo círculo fue el responsable del concepto de hacer música
mundial, siempre con un pie en las propias raíces, que se convirtió en sello de
la mallorquina: se trata de Javier Limón, también productor de Lágrimas negras,
el boom de Bebo Valdés (padre de Chucho) y Diego el Cigala, que enamoró al
mundo con su combinación de estilos.
- ¿Cuál es tu criterio para fusionar géneros?
- Es que yo no busco fusionar nada, simplemente
ejerzo de mí misma. Mi papá fue un exiliado político que, en verdad, nunca
sintió de corazón la democracia. La democracia es un ejercicio, entiendes, y él
tuvo una pequeña división de criterio en la dictadura y se marchó. Yo nací en
España, y mamá intentó criarme con una educación guineana. Mis amigas me decían que yo era africana, y las primas y
las familiares de África me decían que yo era española. Al final no sabes quién
eres, y esa falta de identidad por momentos te pone un grillete en el corazón.
- Tu familia proviene de Guinea Ecuatorial, un
país devastado por las dictaduras y la pobreza estructural. ¿Cuál es tu punto
de vista sobre una posible salida de semejante opresión?
- Creo que a veces en vez de buscar salidas, hay
que buscar nuevas entradas. Sin salir del lugar de donde uno nunca se ha
marchado. Yo soy de la opinión de que a los dictadores los sostiene el pueblo.
Y es debido a miedos muy arraigados en las personas, por inseguridades que van
más allá de la identidad y los nacionalismos.
- Te definís como autodidacta y sos una
compositora con marca propia, como bien lo demuestra tu hit Jodida pero
contenta. ¿Se trata de un talento natural?
- Creo que siempre estamos aprendiendo de los
demás y creo que a la vez aprendemos de nosotros a través de los demás. El
hecho de que no hayas seguido el método establecido no significa que no estés
estudiando. Creo que somos grandes estudiadores de los sentimientos, grandes
estudiadores del color de las notas, grandes estudiadores de la manera de
seguir. Porque de eso se trata, de seguir. De continuar haciendo que el milagro
de seguir viviendo sea posible. Es la mayor universidad. Y allí estamos
luchando todos y aprendiendo; todos siendo maestros de maestros y alumnos de
alumnos, y maestros de alumnos y viceversa. Estudiarás en esta vida, de eso no
te vas a librar nunca.
LA VUELTA A LA TRIBU
La vida personal de Concha Buika no es menos
intensa que su repertorio. En una entrevista para el diario “El País” se
presentó a sí misma como “bisexual, trifásica y tridimensional”, y confesó
que “un matrimonio a trío es lo más
cómodo, coherente y emocionalmente divertido que he encontrado”. Su matrimonio
de tres duró dos años y, cuando el terceto se desarmó, quedó en pareja con
quien declara el amor de su vida, la cantante española África. Hoy quien marca
sus pasos es su hijo Joel, de trece años; y de su experiencia en familias
alternativas fue llegando a una visión aún más abarcativa del amor, y que la
enlaza con sus admiradores de todo el mundo.
- Siempre he pensado que estamos rodeados de
la tribu. En un momento tuve una ruptura profesional con mi manager y de un día
para otro, por arte de magia, me quedé en la nada: no trabajé durante un año.
Luego, todo ha vuelto con una fuerza muy tremenda. Yo siempre he pensado, como
muchas personas, que la carrera de un artista estaba en manos de un manager, o
de la disquera. Pero la carrera de un artista está en manos de la tribu.
Siempre estuvo en manos de la tribu. Siempre estará en manos de la tribu. Y
hasta que tú no te des cuenta de que tú formas parte de esa tribu, te sientes
solo como artista. Es la tribu la que decide quién se queda, quién se marcha.
Creo que mientras los tengas cerca, no te sientes solo y estás bien. Aprendí a
escuchar a la tribu, y desde entonces siento que estoy más viva que nunca.
Y, como si hiciera falta (es la cuarta vez que
viene al país), exclama jocosa: - ¡En Argentina tengo una tribu enorme!
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